A los pocos meses de llegar José María García Urbano a la alcaldía de nuestro municipio, los ciudadanos de Estepona pudimos conocer con estupefacción que Valadez había dejado un agujero en el Ayuntamiento de más de 300 millones de euros, es decir, que nos había dejado a todos los esteponeros un pufo de más de 50.000 millones de las antiguas pesetas.
Siendo ese asunto de una gravedad extrema-pasarán varias generaciones antes de que podamos liquidar esa enorme deuda-meses más tarde nos enteramos también que durante sus tres años de des-gobierno había contraído además una deuda con los colectivos sociales y asociaciones benéficas de nuestra localidad por valor de 494.951 euros, jugando también con la labor desinteresada y asistencial que prestan estos colectivos a los más necesitados.
Entre esos colectivos figuran la Residencia de Ancianos Virgen del Carmen, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Estepona, Cáritas Interparroquial de Estepona, la Asociación Pro-Discapacitados Psíquicos de Estepona (Aprona), o la entidad que gestiona el comedor social, Emaús.
A mayor abundamiento en este cúmulo de despropósitos, llegó incluso a firmar con Emaus, la entidad que gestiona el Comedor Social de nuestro municipio, un convenio absolutamente ilegal y por tanto nulo de pleno derecho, según un informe de la Intervención Municipal de Estepona; y con APRONA, llegó a cometer el disparate de gastarse la subvención que la Junta de Andalucía había enviado para la Unidad de Atención Temprana de esa entidad, que atiende a más de 100 niños con necesidades especiales. Estas lamentables actuaciones demuestran, no ya una falta inaudita de responsabilidad, sino lo que es aún más grave, una absoluta falta de sensibilidad social y respeto a los más necesitados.
Y ahora nos enteramos también que Valadez, en el colmo de los desatinos, dejó a deber algo más de 6.000 euros a 29 familias esteponeras que estaban en estado de emergencia social, abono que está en tramitación por el actual gobierno municipal.
Sin embargo, mientras todo esto ocurría durante sus tres años de nefasto mandato, Valadez sí tenía dinero para gastarse miles y miles de euros en darse autobombo en una cadena de radio local, donde casualmente trabajaba su mujer, o para pagar más de 200.000 euros en productividades.
Cuando un político, sea del partido que sea, comete estas tropelías, solo debería abrir la boca para pedir perdón.