Hace ya más de tres años que, afortunadamente, Valadez dejó de ser alcalde de Estepona por la decisión mayoritaria de los ciudadanos, expresada democráticamente en las urnas; pero las arcas públicas municipales continúan, aún hoy, soportando y sufriendo las consecuencias de su nefasta gestión.
Prueba de ello es que hace solo unos días ha trascendido a la opinión pública que por otra más de sus funestas gestiones, en este caso en las obras del Instituto Mar de Alborán, el pueblo de Estepona va a tener que pagar otros 8,6 millones de euros. A nadie medianamente informado le habrá pillado por sorpresa este nuevo despropósito, ya que durante sus “tres años de desgobierno” los desatinos eran noticia un día sí y otro también.
Basta recordar que, en ese corto espacio de tiempo, Valadez llevó el Ayuntamiento a la bancarrota, a pesar de que cuando llegó a la alcaldía se encontró más de 32 millones de euros en las arcas públicas, como certificó en su día el Tesorero Municipal. El caos en esos años fue de tal magnitud que nos dejó a todos una deuda de 300 millones de euros, varios Concejales de Hacienda dimitieron por discrepar de su política económica y hasta la Interventora Municipal pidió el traslado a otra ciudad.
Pero es que además, como recordarán bien nuestros lectores, en aquel “trienio negro”, cuando el paro llegó a triplicarse en Estepona y alcanzó la cifra de 9.500 desempleados, nuestra ciudad fue noticia nacional porque el Ayuntamiento dejó de suministrar papel higiénico y lejía a colegios y guarderías; porque los coches de la Policía Local no podían patrullar por falta de gasolina; porque hubo que clausurar parte de las instalaciones del antiguo Parque de Bomberos por las precarias e insalubres condiciones en las que se encontraban; porque nuestras playas se quedaron sin vigilancia y se perdieron las banderas azules de las Playas de la Rada y el Padrón; porque el Parque de los Pedregales se quedó sin agua potable; porque por primera vez en la historia de nuestra ciudad solo hubo dos carrozas en una Cabalgata de Reyes; porque no podíamos incinerar a nuestros difuntos por falta de gasoil; porque intentó eliminar a la Banda de Música que tiene cien años de historia; porque pretendió subir el IBI de manera ilegal provocando que 6.000 vecinos se manifestaran por las calles; porque nos quedamos sin el servicio de transporte urbano; porque utilizó de manera irregular el dinero de los convenios urbanísticos y de las subvenciones; porque pagó productividades millonarias a sus enchufados; porque los juzgados decretaron el embargo de todas las cuentas del Ayuntamiento, etc.
Incluso, en el colmo de los despropósitos, también trascendió a la opinión pública que Valadez contrajo una deuda con loscolectivos sociales y asociaciones benéficas del municipio por valor de 494.951 euros, no abonó a Aprona una subvención quela Junta de Andalucía había enviado para la Unidad de Atención Temprana de esta entidad-que atiende a más de 100 niños con necesidades especiales- y dejó a deber algo más de 6.000 euros a 29 familias esteponeras que estaban en estado de emergencia social.
En definitiva, tras esa interminable estela de dislates, a nadie le sorprende que pleno del Ayuntamiento de Estepona haya acordado hace unos días su reprobación pública y que la mayoría de los ciudadanos lo califiquen como el peor alcalde de la historia de Estepona.