Las tallas constituyen el eterno debate en el mundo de la moda. Si nos fijamos en el modelo de mujer en las distintas épocas podemos ver como el canon de belleza ha ido evolucionando a través de la historia, sin embargo, la belleza nunca había estado tan unida a la delgadez como en el siglo XXI.
Actualmente, ambos términos son prácticamente sinónimos, y son muchos los que dicen que existe una obsesión por la delgadez y la talla pequeña y cierta distorsión a la hora de determinar que es estar delgado y qué no lo es. Probablemente esto esté muy relacionado con la escasez de modelos con curvas que encontramos en la industria de la moda y con la falta de unificación de las tallas (lo que en una tienda es una 40, en otra puede ser una 44 o una 38). A esto se suma el vanity sizing, también conocido como inflación de talla, que consiste en que, a medida que pasan los años, el mismo número de talla va reduciendo su tamaño y es para cuerpos cada vez más pequeños.
El vanity sizing y la obsesión por la delgadez son algunos de los argumentos en los que se apoyaban las críticas a Violeta, una nueva línea de “tallas grandes” (de la 40 a la 52) de Mango que salió al mercado a principios de año. Según explicaron, el objetivo es cubrir un nicho de mercado vendiendo “pantalones de cinturas elásticas, vestidos con refuerzos y tejidos que estilicen y resuelvan problemas en sisas y escotes, entre otros”. Si esta iniciativa despertó la aprobación de numerosas revistas, webs y blogs, no fue tan bien recibida por el público en general, y prueba de ello son las 57.000 firmas recogidas en la petición creada en Change.org y los comentarios que aparecieron en redes sociales como Twitter. ¿El motivo? La clasificación de tallas como la 40 o la 42 como tallas grandes.
Los defensores de esta iniciativa opinan que Mango busca normalizar y desligar el concepto de belleza del de delgadez pero, si ese es el objetivo, ¿no deberían introducir este proyecto en sus tiendas actuales, sin hacer distinción y sin considerar esas tallas como plus size? Aunque es una buena iniciativa en lo que a la calidad de las prendas se refiere, considerar las tallas de la 40 a 52 como tallas grandes, en cierta forma da a entender que las tallas de la 34 a la 38 son las “normales”, y que si no utilizas esas tallas necesitas una “tienda especial”. Además, debemos ser conscientes de que la relación delgadez-belleza está muy asumida en la sociedad, y que esta distinción podría ser un factor con gran influencia en el desarrollo de trastornos alimenticios.
La creación de la talla XXXS (equivalente a una 26 en España) por la firma norteamericana JCrew ha reavivado las críticas sobre las tallas una vez más. Ya no sólo se considera talla grande a las que en mi opinión son normales (y que han ido reduciendo su tamaño y seguirán haciéndolo con el paso de los años debido al fenómeno de la vanity sizing), sino que además se crean tallas aún más pequeñas de las ya existentes. Desde mi punto de vista, si esta talla llegara a comercializarse en todas las tiendas y mundialmente, podría agravar aún más la concepción que se tiene actualmente de la delgadez, llevándola al extremo.
Aunque las opiniones sobre este tema son muy diversas, desde mi punto de vista, ya que es difícil conseguir la unificación de las tallas y controlar la vanity sizing, se debería comenzar por concienciar de que no solo la delgadez es belleza, promoviendo para ello la diversidad de modelos, y controlar a que se denomina talla grande.
Nerea Maroto.