Marbella. Jueves, 21 de enero, a las 20.30 horas tendrá lugar la presentación, en la sala Espacio Múltiple del Museo del Grabado Español Contemporáneo, la exposición “Mala Fama. Polaroids” de Ana Matías.
Se trata de una selección de ciento ochenta polaroids tomadas e intervenidas por la artista Ana Matías entre fines de los ochenta y principios de los noventa. Por ellas pasan personajes conocidos de la llamada movida madrileña y también otros anónimos, junto con otros personajes del movimiento cultural y musical de la Marbella de esa época.
Relato de Alberto García-Alix (Premio Nacional de Fotografía) sobre la artista
“Han pasado más de quince años desde que Ana tomó la primera de estas fotos. Hoy, al verlas, siento encogerse mis tripas. Una cascada de recuerdos sube a mi boca. Regurgita el colorín de la vida, la mía y la de los amigos que juntos compartimos aquellos años. Ahí es nada, el tiempo nos mira, la imagen nos congela. Aquí estamos. Otra vez juntos, no falta ni la gordita, mi vieja moto, buena chica. Al verla en estas fotos, sé que las viejas carreteras que recorrimos y que no conducían a ninguna parte recuperan su anhelado destino.
¡Ahí vamos¡ Aún nos mueve el latir de aquel imperio de emociones que siempre remaba hacia delante. ¡Pura vida! Si, ¡Puta vida! Todos sabemos como se las gasta. Capaz es de no dejar títere con cabeza. Tanto ayer como ahora las piernas se rompen y las ausencias de los caídos duelen. De la carcajada al llanto hay un paso. Me pregunto frente a estas fotos cuántas risas y lágrimas me faltan aún por verter.
Con estas imágenes regreso al calor de aquellos días de fanfarria y delirio. También a su frío nocturno. A aquellas dosis que enmarronaron muchas cosas. Lo bailado, bailado está. Por todo esto y más, despiertan mi ternura y mi piedad.
Anita puso tanto amor que nos cazó a todos. Aún la recuerdo, arañando las emulsiones polaroid con el anillo de la Tripulación, de ahí que todos tengamos ese halo de santos, aunque en realidad no lo fuésemos. No importa, pervivimos en ellas como es de rigor, pletóricos. A partir de ahora llevaré conmigo en el recuerdo aquellos días, con los colores que les ha puesto mi amiga.
Es emocionante volver. Volver adonde ya no se vuelve. Eso son las fotos: un regreso, un anhelo de presencia, un certificado de vida ya vivida. Anita, gracias por haber hecho y haber conservado estas imágenes que testifican nuestro encuentro, nuestra vitalidad y los sueños que compartimos.
Me lo dice el corazón. Las fotos, además, son siempre los ojos del narrador de un cuento. En este caso Anita, son tus ojos los que van a contarlo. ¡Vamos! Es tu turno. No seas tímida. Yo te doy la entrada: ¿ves? Comienzo: érase una vez una ciudad y un grupo de amigos… Espera, antes de que sigas, creo que además de palabras estas imágenes necesitan música. ¡Música! Todo en ellas sabe a canción de mi ciudad. Música. A tu lado Anita, los aquí presentes vamos a danzar juntos una vez más”.