Apadrinar a un niño o niña de un país en desarrollo crea un vínculo especial entre ambas partes y le ofrece al apadrinado la oportunidad de acceder a un futuro mejor. Cuando se apadrina un niño o una niña en situación de vulnerabilidad también se está aprovechando uno de los mecanismos más transparentes para llevar apoyo a los niños y niñas, sus familias y sus comunidades. Además, las cartas que se intercambian los llenan de ilusión, les permite practicar y mejorar sus habilidades de lectoescritura y les motiva a aprender sobre culturas y tradiciones extranjeras.
Además de la correspondencia que se intercambia con el niño o niña apadrinado, actualmente, gracias a Internet y a las redes sociales, los socios o donantes pueden estar informados en todo momento de los proyectos que se están llevando a cabo y el destino de los fondos.
Construcción y habilitación de escuelas, empoderamiento femenino y lucha por la seguridad de las niñas o campañas contra la desnutrición infantil, son algunas de las problemáticas en que trabajan las organizaciones no gubernamentales en países en desarrollo. En muchos de estos lugares las infraestructuras y los servicios son escasos y muchos de ellos, además, se encuentran en situaciones de conflicto, en las que se dificulta el acceso a alimentos, agua potable y material sanitario, por lo que cualquier enfermedad, incluso las más controladas en países como España, puede ser causa de muerte.
Gracias a las nuevas tecnologías, los padrinos y madrinas pueden conocer con mayor facilidad los logros que se van sumando en la vida y el futuro de las comunidades a las que pertenecen los niños y niñas apadrinados, ya que, con el apadrinamiento, no sólo se ayuda a una persona. Cuando se apadrina un niño o una niña, con los 60 céntimos al día que se invierten, se extiende el apoyo a 55 personas más, tal y como recoge la ONG Plan International en su página web. Así que esos 60 céntimos son la puerta a mejorar las condiciones de vida de toda la comunidad en la que vive.
Además, las cartas que los padrinos y madrinas envían ayudan a mejorar la capacidad de lectura de los niños y niñas, les enseña sobre otras culturas y costumbres y potencia su imaginación y ganas de descubrir cosas nuevas.
Actualmente, en el mundo, existen más de 200 millones de niños y niñas que no tienen cubiertas sus necesidades de alimentación y 8.500 personas mueren cada día por desnutrición. Además, 2,2 millones de niños y niñas mueren cada año de diarrea provocada por la falta de higiene y salubridad. Así que todavía hay mucho por hacer en esos países en los que el contexto político, económico y cultural no es favorecedor.
Las organizaciones sin ánimo de lucro trabajan, gracias a las aportaciones, para crear espacios donde haya lugar para la educación, el desarrollo personal y la puerta de un mejor futuro se pueda ir abriendo, lentamente, aunque chirríe, pero que, por fin, se abra de par en par para todas las personas que lo deseen.