Desde esta redacción hemos informado muchas veces a nuestros lectores del ruinoso legado que nos había dejado a todos Valadez. Pero lo que no podíamos sospechar es que su «herencia» alcanzase los niveles tan inauditos que se van conociendo. Veamos algunos ejemplos. La semana pasada conocíamos que en la liquidación del presupuesto de 2009, el Ayuntamiento detectó un desfase en las cuentas municipales de 20 millones de euros. El Concejal de Economía, Manuel Aguilar, concretó que estas cuentas fueron aprobadas en febrero de 2010 y culpó a Valadez de maquillarlas para ocultar la realidad económica del Ayuntamiento. El desfase se descubrió en una revisión de las cuentas justo después de la apertura de diligencias previas por parte del Tribunal de Cuentas por estas presuntas irregularidades.
Igualmente, hace unos días se conoció que la Junta de Andalucía pidió al Ayuntamiento, curiosamente después de dos años, la justificación de una subvención concedida en el 2009 de 4 millones de euros y sus intereses. El concejal de Economía manifestó al respecto la imposibilidad de poder justificar ahora esa subvención- concedida para pagar al personal-porque no se cumplió ningún parámetro de los requisitos por los que fue concedida; ni el plazo para gastar el dinero, ni el concepto al que estaba dirigido. Además, manifestó que este caso era una muestra más de la mala gestión de los anteriores gobernantes» que han dejado al Ayuntamiento «al borde del colapso económico, sin dinero para pagar los servicios más básicos y con un rosario de trampas económicas que no tienen fin».
También, a comienzos de este mes, tuvimos conocimiento que el Ayuntamiento no podrá recurrir a las ayudas del Instituto de Crédito Oficial (ICO) para pagar la deuda que mantiene con proveedores, porque desde octubre de 2010 Valadez dejó de pagar a la Seguridad Social, a la que dejó una deuda 15 millones de euros.
Asimismo, a finales del mes pasado, supimos que el Ayuntamiento había recibido peticiones de empresarios solicitando la devolución de los fondos de los convenios urbanísticos depositados en las arcas municipales. El Concejal de Hacienda informó que Valadez había usado 22 millones de euros de estos fondos y «no dejó dinero en las arcas municipales para atender a estas peticiones de devolución, cuando además es ilegal gastar el dinero de esos convenios». A este respecto hay que recordar que el uso de este dinero está siendo investigado por un juzgado de Estepona.
De la misma manera, el nuevo Ejecutivo local descubrió durante las primeras semanas de gobierno, que las empresas municipales estaban en causa legal de disolución y necesitaban una aportación mínima de capital de 74 millones de euros para evitarlo, que existían 31 millones de euros en facturas sin consignación presupuestaria y que en la cuenta corriente destinada a subvenciones faltaban 3,3 millones de euros. A este respecto, el Ayuntamiento solicitó a los servicios jurídicos que estudiasen pedir responsabilidades al anterior alcalde por gastarse el dinero en fines que no eran los establecidos.
A todas esas trampas económicas hay que añadirle la pesada losa de 300 millones de euros que Valadez nos dejó a todos de deuda. Cuando alguien comete tantas tropelías económicas, lo coherente es dimitir o, cuando menos, estar calladito una buena temporada. Pero como dice el refrán “el que nace barrigón, es inútil que lo fajen”.