www.womanessentia.com.- “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo, no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa” Gandhi
El Informe Educativo anual (Education at a Glance 2015, OECD Indicators) de la Organización para la Cooperación y el desarrollo Económico (OCDE) señala que uno de cada cuatro jóvenes españoles entre 15 y 29 años ni estudia ni trabaja, son “ninis”, situando a España entre los países en los que este porcentaje es más alto. Superado solo por Italia, Grecia y Turquía.
A parte de las diferencias entre estos datos y los proporcionados por la EPA, ambos dejan en evidencia el gran problema de la juventud española.
No trabajar y no estudiar, en resumen no hacer nada pone de manifiesto que algo no funciona en la educación y debería saltar la alarma, pero recurrir a la evaluación de los profesores es una anécdota. La cultura actual parece mostrar que nos merecemos todo sin esfuerzo, y no por que hayamos trabajado para conseguirlo. Minimiza el valor del esfuerzo, cuando este es el punto de partida para conseguir el éxito, tal y como nos cuenta Kevin Ashton en su libro “How to Fly a Horse” sobre el emprendimiento, y siendo por tanto uno de los pilares de la Educación. En esta situación es fundamental que padres y profesores nos pongamos de acuerdo en rescatar un valor al cual se ha ido quitando importancia.
Educar en el esfuerzo ayuda a conseguir las metas que nos propongamos, y a superar y vencer los obstáculos de la vida diaria.
Pero ¿cómo hacerlo?
• Los padres somos los primeros responsables de la educación de nuestros hijos, no sólo por las teorías que pongamos en práctica, sino por que lo más importantes es nuestra coherencia a la hora de actuar y lo que más influye. La frese de “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago “ no sirve. Somos sus modelos, queramos o no y esta coherencia también afecta por supuesto al profesorado.
• Una de las formas de educarles en el esfuerzo es a través de la disciplina. Establecer rutinas, horarios y tareas acordes a cada edad y la capacidad de cada uno. También debemos enseñarles que hay que terminar lo que se empieza.
• Está muy de moda la regla de los 21 días para establecer un hábito, pero esto es simplemente ejercitar la fuerza de voluntad, que como toda la vida, ayudará a conseguir lo que se propongan. Demostrarles que:
• QUERER no es igual que QUISIERA QUERER.
• Hay que enseñarles a perseverar, no quejarse, asumir los errores y seguir adelante a pesar de que parezca que no podemos conseguirlo, e incluso volver a empezar si hace falta. Abraham Lincoln se presentó 11 veces a las elecciones, y su legado presidencial ha sido, a pesar de su brevedad, uno de los más fructíferos para la humanidad.
• Tanto padres como profesores debemos recompensar el esfuerzo por encima de los resultados, pero estas recompensas no deben ser materiales. El premio debe ser la conciencia de haber aprendido y estar satisfechos de su trabajo. Si el regalo es consecuencia de un logro, se pueden acostumbrar a que todo tiene un precio, y en ausencia de esa motivación externa pensará que no hace falta luchar. Hay muchos tipos de recompensa, elogios, actividades, tiempo o regalos imprevistos siempre acompañados de “estoy orgulloso de tu esfuerzo”.
• También debemos evitar sobreprotegerles, el dolor o la frustración son emociones con las que tienen que aprender a convivir. La satisfacción interna es la que les ayudará a afrontar situaciones en las que, a pesar de haber hecho lo imposible, no hayamos obtenido el resultado pero puedan afrontar nuevos retos de forma positiva.
• Otra forma de ayudarles es en el dominio de sí mismos, ayudarles a vencer los estados de ánimo, aunque afecte en principio a cosas de poca importancia, como la impaciencia, el mal humor, etc. ayudará a que no se dejen vencer por impulsos espontáneos y así también fortalezcan su voluntad
• Pero educar en el esfuerzo es más fácil si hay una motivación, una explicación de por qué deben realizar ese esfuerzo, para que sean ellos los que sepan que es necesario. Si tenemos un objetivo, un motivo para esforzarnos, este hará que luchar por él cueste menos. Tenemos que fijar una meta y fechas. Desde luego las metas deben ser asequibles, en caso contrario el niño se desmotivará y dejará de intentarlo ya que es un objetivo inalcanzable.
• Pero el resultado del esfuerzo siempre debe ser aspirar a un trabajo bien hecho, no podemos dejar que se contenten con hacer cualquier cosa, en ese caso se harán mediocres en las tareas que se les vaya tocando realizar en la vida. Por ello es importante no exigirles por encima de sus capacidades. La exigencia, se ha convertido en una palabra mal vista, pero es lo que nos ayuda a superarnos. Si somos capaces de exigirnos hacerlo mejor, mejoraremos. Esto está muy claro en el mundo del deporte, pero marcar un nivel o un objetivo no tiene por que crear competitividad. Los padres y profesores debemos marcar metas para que las vayan internalizando y así sean capaces de exigirse a si mismos poco a poco. Tendremos que ayudarles a crearse retos y superarlos.
Siendo el esfuerzo una parte básica de la educación, nuestro labor es que entiendan el esfuerzo como algo positivo, algo que merece la pena intentar y que luego va a generar satisfacción.
De la mano del esfuerzo está la RESPONSABILIDAD, una palabra que asusta siempre pero un compromiso que debemos inculcar.
Como educadores no podemos dejar pasar de largo esta palabra, ni tapar las consecuencias. Todos nuestros actos tienen una consecuencia, unas veces serán positivas y otras negativas, y si les ayudamos a asumirlas, serán adultos coherentes.
La responsabilidad es el cumplimiento de las obligaciones, el cuidado al hacer o decir algo o la obligación de responder ante ciertos actos o errores.
Crecer conlleva asumir responsabilidades, así que debemos tener en cuenta algunas circunstancias al asignarles su responsabilidad, como la edad del niño, sus capacidades y su desarrollo evolutivo. Exigiendo siempre acorde a las mismas ya que, demasiada exigencia, podría generar inseguridad y frustración.
Es muy importante ayudarles a buscar alternativas y a analizarlas valorando las consecuencias de las decisiones.
La falta de educación en la responsabilidad y el esfuerzo es causa segura de un joven nini más